¿Te imaginas qué habría sido de la literatura si Cervantes o Dostoyevski hubieran elegido deprimirse en la cárcel? ¿Qué del rock si Mercury y Cerati hubieran continuado sus carreras de Diseño? ¿Qué de la filosofía si Marx hubiera ejercido de abogado y Nietzsche de cura como su padre? ¿O de la pintura si Kahlo y Tolouse-Lautrec se hubieran dejado vencer por sus convalecencias? He ahí la enorme importancia de replantearte cotidianamente cada aspecto de tu existencia.
La vida abre caminos indescifrables conforme avanzas por ella. Entre sus senderos, lo que algún día veías improbable termina por hacerse realidad y aquel sitio en donde solías reflejarte ahora resulta el más lejano desde nuestro horizonte. Con el paso de los años conoces gente nueva, dejas a algunas personas atrás y cambias tu entorno, aspecto físico, incluso tu forma de pensar que creías irreemplazable. A veces pierdes con errores, pero ganas casi todo el tiempo con experiencia. Hay momentos de introspección en los que es necesario un ejercicio de sinceridad propia (especialmente si las cosas marchan mal) que te permita componer el rumbo, averiguar qué estás haciendo distinto a como lo pensaste y hacia dónde esperas dirigir tu vida.
Las siguientes preguntas son obligatorias en un momento de reflexión y las respuestas resultarán valiosas siempre y cuando sean respondidas con decidida honestidad:
Si hoy consiguieras todo lo que has soñado, ¿qué te gustaría hacer después?
Imagina que has logrado todo aquello que te proponías, las metas que te planteaste a lo largo de tu vida han sido cumplidas satisfactoriamente y aún tienes mucho tiempo por delante. ¿Cuál sería tu siguiente paso? Esta pregunta es necesaria para descubrir cuáles son tus verdaderas aspiraciones. Inspecciona dentro de ti y vuelve a preguntarte cuáles son tus máximas ambiciones y cómo te sentirás cuando las hagas realidad.
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Si las redes sociales desaparecieran, ¿cómo sería tu relación con el mundo?
La facilidad con la que podemos interactuar por medio de la tecnología ha creado una seria dependencia que nos enajena y aleja del mundo real, de la naturaleza y de otras personas. Ahora en vez de convivir con otras personas, convivimos con la representación virtual de ellas a través de las redes sociales. ¿Recuerdas la última vez que te quedaste sin Internet? ¿Qué harías si ahora mismo desapareciera la comunicación cibernética?
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¿Estás rodeado de las personas correctas?
Estar rodeado de las personas con las que compartes más que gustos y espacios es imprescindible para realizarte en todos los sentidos. La naturaleza social del hombre obliga a que cada uno de sus pensamientos se sustente en una creación de la sociedad, especialmente en aquellas personas que más influencia tienen sobre nosotros. Preguntarte si tu pareja, amigos, familia y demás personas con quienes te relacionas te apoyan incondicional y desinteresadamente es un punto de reflexión en camino a la plenitud.
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De todo lo que siempre has querido, ¿qué has conseguido?
Poner en pausa las frenéticas actividades del día a día y detenerte a pensar en todo lo que has logrado sobre la base del esfuerzo es una pregunta crucial para mantenerte auténtico y enfocado en lo que deseas. Analizar críticamente cada una de las decisiones importantes que has tomado y cómo el conjunto de ellas ha forjado el presente que vives es un ejercicio que debe realizarse con frecuencia y es común pensarlo en fechas definidas, como en Año Nuevo o un cumpleaños.
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¿Eres feliz?
Es uno de los puntos más importantes porque de él dependerá tu capacidad de levantarte cada mañana y la vitalidad que te acompañará cada día. Sé sincero y arriésgate a preguntar abiertamente: ¿Esta vida me hace feliz? ¿Mi pareja, mis amigos, mi vida laboral me hacen feliz? Si alguna respuesta genera una duda o negativa, lo mejor es no intentar ocultarlo y actuar tan pronto como se pueda para resolverlo. Una vida sin la búsqueda continua de felicidad es una vida frustrada.
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Si pudieras cambiar una sola cosa en tu vida, ¿qué sería?
Aprender a tomar decisiones es una de las lecciones más difíciles en la vida. Ponerte continuamente en escenarios ficticios que involucren una decisión drástica y pensar sobre sus efectos mejorará tu capacidad de resolución y análisis cuando te enfrentes a una situación real. Pensar sobre una sola cosa limita las opciones y obliga a que valores lo que tienes actualmente.
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¿Estás donde te veías hace cinco años?
La vida tiene caminos y circunstancias que ni siquiera nos imaginamos; sin embargo, la mayor parte del recorrido lo construyes a través de decisiones que pueden parecer intrascendentes, pero en su conjunto delinean tu devenir. Se trata de una retrospectiva honesta a tu pasado cercano para comprender qué cambios te han hecho crecer (o alejarte de lo que planeabas), pues es un hecho que no eres el mismo de hace algunos años.
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¿Qué estarás haciendo dentro de cinco años?
El futuro no es algo lejano, como sueles imaginar con autos voladores y viajes interestelares. Es lo que estás construyendo en este preciso instante. En el mismo sentido que la pregunta anterior, el mejor momento para enderezar aquello que hiciste mal los pasados años es ahora mismo, de forma que en los próximos, cuando medites acerca del pasado, coincidas con satisfacción en la realización de aquellas metas planteadas al inicio.
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¿Has demostrado todo lo que sientes?
Puede parecer una cuestión trivial, pero en la fugacidad de la vida es estrictamente necesario expresar todo aquello que te haga sentir feliz o te agobie, pues los demás ignoran tu sentir y una de las peores frustraciones es la que viene junto con la incapacidad de no haber aprovechado los momentos para comunicar lo que deseabas y que ahora es imposible.
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Actualmente, ¿te arrepientes de algo?
Esta respuesta será positiva casi todo el tiempo, pues el arrepentimiento ya sea activo (“me arrepiento de haber hecho algo”) o pasivo, es un aprendizaje permanente que como todo proceso empírico, requiere de la experiencia y de los constantes errores para avanzar. Conforme más equivocaciones, más aprenderás y menos remordimiento habrá en tu porvenir.
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Como sujetos conscientes de sí, cada uno de nosotros somos los protagonistas de nuestra propia historia, dotados de la capacidad de reflejar en la conciencia nuestros deseos y transformar la realidad en ese sentido. Si actualmente haces algo que no te llena, no te apasiona o no te hace feliz, es mejor abandonarlo antes de que sea demasiado tarde. La felicidad está hecha de aquellos momentos compartidos con los seres queridos y la realización en cada aspecto de nuestra vida depende únicamente de nosotros.
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